lunes, 9 de septiembre de 2013

Aprender a escucharse a una misma

                  Segunda parte de la entrevista al Dr Fernando Daverio


  Entrevistamos al Dr Fernando Daverio, especialista en obstetricia y ginecología.
  Le preguntamos acerca de los riesgos que se pueden presentar durante el parto:
  
   _ El riesgo es algo que sucede en un porcentaje bajísimo. La palabra riesgo, sin valoración, no tiene significado: yo no puedo decir que algo tiene "riesgo" si no digo si el riesgo es alto o bajo, porque no digo nada, riesgo que pasen cosas, tenemos todo el tiempo. Nos contesta Fernando.
  _ En el caso de la obstetricia, los riesgos son extremadamente bajos. Las complicaciones obstétricas están relacionadas en un altísimo porcentaje al alto grado de intervención. La intervención sobre la mujer embarazada genera alteraciones del proceso fisiológico. Cuando el proceso está alterado tiene más chances de funcionar mal y en algún momento puede presentarse una complicación. Cuando en la obstetricia se interviene el proceso, debería tenerse en cuenta si esa intervención que se realiza produce o produciría alguna consecuencia y aumente el riesgo. Si vamos a hacer algo tenemos que estar seguros de que ese algo que hagamos no altere el proceso y aumente el riesgo. Tenemos que estar seguros; si no estamos seguros que no hace nada, mejor es no hacerlo.
  
  Y subraya:
  
  _ Las cosas "por las dudas" en medicina, hacen demasiado daño. Cuando un proceso patológico sucede en un porcentaje alto de personas sanas, uno tiene que deducir rápidamente que no corresponde con la normalidad. Cuando vos tenés un alto grado de complicaciones en una persona sana, tenés que pensar que hay algo que estás haciendo, que está generando ese alto grado de complicaciones.

  Y en respuesta a nuestro clásico "Vos sabés" cuando le preguntamos si el saber de las mujeres vale a la hora de tomar decisiones, nos contesta: 
   
  _ Las mujeres tienen un alto grado de intuición respecto de lo que pasa con su cuerpo y su bebé, sólo que han aprendido a no escucharla porque la intuición está subvalorada como una "capacidad" en nuestra sociedad.
   
  _ Es muy importante ante la pregunta de "cómo me preparo para ser madre" empezar a aprender a escucharte a vos misma porque seguramente los consejos y mensajes que surgen de tu intuición son mucho más importantes de lo que puedas haber escuchado desde el afuera.


La mujer fallada

La mujer fallada




   Entrevistamos al Dr Fernando Daverio, especialista en ginecología y obstetricia, y le preguntamos qué significa la definición: obstetricia no intervencionista
   "En muchos casos, cada uno de los pasos de la atención obstétrica están mediados por la intervención de la medicina ante un proceso natural que es la concepción, el embarazo, el parto y la crianza de un hijo"
   "Es la medicalización de la vida"

   Fernando Daverio nos habla de la importancia de los aspectos emocionales, psíquicos y sociales que influyen en la salud de una persona.


   El proceso hormonal que sucede durante los ciclos sexuales de las mujeres, de los procesos hormonales que interviene durante el parto y durante la lactancia y el proceso de apego.


   Le preguntamos qué es el "parto fisiológico" y qué es lo natural en la atención del embarazo y del parto.


  Primera parte de una entrevista imperdible.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Alicia Cillo 


Presidenta del Colegio de Obstétricas del distrito 1 La Plata

Presidenta del Consejo Superior 

del Colegio de Obstétricas de la Provincia de Buenos aires

sábado, 6 de julio de 2013

Lactancia Materna

"Las madres obtenemos un inmenso y profundo placer al amamantar, un placer que se vuelve necesario y adictivo, un placer que se busca, que se espera, que se siente en 
cuerpo y alma.
Las hormonas que se despiertan durante la lactancia son las mismas que se despiertan en la relación sexual: la oxitocina es la hormona del orgasmo y la responsable de la "bajada de la
leche", es decir, de la eyección de la leche a los conductos mamarios. Junto a la dopamina, la serotonina y la prolactina que refuerza los sentimientos de apego y necesidad del otro (en este caso la cría, el bebé), estas hormonas satisfacen a la mujer que se repliega en esa relación por un necesario período de tiempo y que muchas veces compite con la vinculación que la mujer tiene con su pareja, con su trabajo, con su profesión, con todo el "afuera" de esa unidad fusional que es la "madrebebé".

La lactancia en muchos casos completa la libido femenina y puede resultar alarmante y desestabilizadora para las estructuras preexistentes.
Los olores y las sensaciones táctiles producidas en contacto con la piel del bebé, producen la liberación de más y más oxitocina al torrente sanguíneo, oxitocina que se viene recibiendo desde las primeras contracciones del trabajo de parto.
Una vez que la madre se pone en contacto con su bebé recién nacido, lo huele, lo abraza, lo acaricia, la cascada de oxitocina hará desencadenar 
la bajada de la leche, 
y esta madre podrá reconocer este olor entre varios recién nacidos, así como también su llanto.
Como todo en la naturaleza, esta particular relación que se refuerza día a día tiene como propósito la supervivencia de ese bebé: la madre sin estas señales y recursos que le da la biología
no podría o no querría tomar para sí la desgastante tarea de cuidar y criar a un ser tan dependiente, tarea que le consume una increíble cantidad de energía, que la desgasta, que 
le impide el sueño, que le hacer pasar, a veces hambre, para atender a ese ser antes que a ella misma…
La oxitocina, refuerza los circuitos cerebrales de producción de dopamina, la hormona del placer y la recompensa, por lo que estar con el bebé se vuelve una necesidad emocional 
y no un deber.
Según la Dra. Louann Brizendine, los padres también se ven afectados por cambios hormonales y de respuesta cerebral: durante los embarazos de sus compañeras elevan los niveles de prolactina en un 20% (hormona de la cría y la lactancia), producen más cortisol (aumenta el alerta y la sensibilidad) y disminuye el nivel de testosterona que hace que se puedan vincular mejor con sus bebés, disminuyendo el impulso sexual y la agresividad.
Por tanto, tenemos a una madre apegada a su bebé y un padre que estará más que alerta y dispuesto a fortalecer este nuevo lazo afectivo, que cuidará y protegerá, 
permitiendo a esa madre la nutrición y los cuidados del pequeño e indefenso bebé.
Todo exquisitamente balanceado por la naturaleza que proveyó los recursos necesarios para mantenernos vivos y pujantes.
Los bebés recién nacidos, poseen también una serie de recursos para establecer el contacto con esa parte del cuerpo de su madre (la teta), que representará todo aquello que satisfaga sus necesidades más primarias y más viscerales: el bebé recién nacido, es capaz de reptar por el vientre de su madre a pocos minutos de su nacimiento, ayudado por su cuerpo viscoso que se desliza en contacto con el cuerpo materno, que lo cobija a 37º (la temperatura ideal para entrar a la vida), la fuerza de sus piernas y sus pies que apoyan y avanzan, junto al contacto de manos, brazos, pecho, cabeza, boca… esa boca que busca con determinación el pezón, intensificando los sentidos, el olor, el tacto, el sabor…
El bebé humano, puede, tiene la capacidad de buscar la teta, recién nacido, por sí mismo. Igual que un cachorro, como un mamífero más (que es lo que es).
Esta búsqueda del bebé hacia la teta de su madre, refuerza la producción de oxitocina y se constituye en una de las bases del vínculo entre la madre y su hijo.
Verdaderamente no necesitamos comprar nada más.
Dar la teta, es la continuación de aquello que comenzamos con el embarazo.
Como todo en la vida, depende de nuestra voluntad y de nuestra decisión de aceptar o no la situación que se viene dada.
Así como aceptamos la tarea de llevar adelante la gestación, decidimos cómo queremos parir, también decidimos si queremos teta o si queremos mamadera.
Pero decidimos nosotras
Sin influencias externas
Con información basada en la evidencia científica, en los casos que se merezca tal evidencia, y con la información que nuestras tripas nos envían día a día, en la totalidad de los
casos.
Tal vez sea ésta la verdadera inquietud para las mujeres: ver hacia adentro, preguntarse y encontrar la respuesta sin vendas en los ojos."

                              De Mujeres y de Partos, en la búsqueda del trono perdido
                                                                                                                     Lorena Ribot